viernes, 30 de octubre de 2020

Técnicas de supervivencia- Nadia Sol Caramella

 





Leí estos poemas que reúne Técnicas de supervivencia (Promesa, 2020) y asistí a un concierto de estruendos, de estallidos que interrumpen el silencio y que van desde tres o cuatro versos a páginas y páginas que devora el frenesí del poema. La idea del silencio y de la soledad, si bien explicitada y dicha a lo largo de los poemas, aparece en esa figura que se asoma desde la soledad con una lucidez prendida fuego, y nos dice algo primordial -como si nada- para luego irse por la puerta.  

Miren sino el poema 3 del apartado “La serie de la distancia”.

 

3

 

como habitamos con palabras este mundo

digamos lo importante

conversemos en silencio con el interior de las cosas

y cuando no quede más que el grito

la ebullición

de la euforia el deseo el amor las ganas

digamos una palabra

y  punto aparte

 

Y si tomamos ese poema como una especie de ars poética pueden verse varias cosas. Primero, un eco que llega desde Alejandra Pizarnik hasta este yo lírico, otra silenciosa en el desierto que viene hacia nosotres, no para figurarnos y poetizar su propia muerte, sino para decirnos algo importante. Y con importante me refiero a la angustia hacia la que va Nadia Sol Caramella, acercándose constantemente al silencio, la soledad, la distancia que se erige entre une y la persona que amamos. Todos males que, dejando de lado la pandemia, son tan actuales y representativos de nuestra época como la hiperconectividad de las redes sociales, por ejemplo. La contundencia de estos dos primeros versos lo saben: “¿Qué vamos a hacer con este vacío de internet/ahora que hay cosas reales en el mundo?”

En ese sentido, la lectura de este libro fue conectarme con la desazón del presente para ver hasta dónde llega, hasta dónde la distancia hace desaparecer las cosas. Me hizo acordar a eso que dijo Marguerite Yourcenar y que se alza como consigna para estos días, y diría que para todos los días: “Lo mejor para las turbulencias del espíritu, es aprender.” Aprender, qué otra cosa mejor que eso.

Este libro sale a pelear con valentía, con amor, y sobre todo con confianza en que la escritura puede quitar el polvo que cubre a la belleza y hace parecer un manojo gris a un puñado de flores. Del silencio hacia el poema, la escritura como una forma del estallido que lleva a una revelación: que las cosas no duelan tanto. 

“Separemonos pues un poco…” -dice Barthes- “hagamos el aprendizaje desde cierta distancia. Que surja la palabra reprimida que aflora a los labios de todo sujeto, en cuanto sobrevive a la muerte del prójimo: ¡vivamos!” Y si bien el impulso vitalista de esta cita de Barthes no está dicho, ya que no hay una celebración acentuada, no puedo dejar de ignorar el título que lleva el libro y la cantidad de poemas -de belleza, de tregua con el desamparo- que aparecieron en el silencio contra el que lucha Nadia Sol Caramella. Un silencio que, además, la reclama y la llama porque la necesita, y ella también a él. En ese pasaje, asistimos a sus poemas y a su aprendizaje radical, necesario. Ella lo dice: “de la distancia no aprendí/más que técnicas de supervivencia.”

 

Selección de poemas

 

De “Tiempos de caza”

 

quiero arrancarle unas palabras a esto que siento

guardarte en un cuadrito y ocultarte

aniquilar mi costado fan de vos

buscar en los vidrios rotos de la estación

una cara distinta menos cruel y transparente

mi sangre es una sombra proyectada

en una calle arbolada

y tu voz

un oso polar buscando su presa

en la oscuridad

palpando en silencio

el próximo abismo

un ciervo tembloroso

muerto de miedo, muerto de frío

a quien empujar al mundo

“arrojate a la vida”

tu voz me empuja

y me desarma

las sombras de los árboles

y mi sangre en las calles de Ramos

el oeste se te parece en la distancia

me decís:

“hacemos el amor con la intensidad para hacer un hijo”

y no importa que seamos mujeres

nos clavamos como imanes

a una heladera vacía

que no pudimos llenar

siquiera de buenas intenciones

mi amor

tus hijos ya no serán míos

 

 

 

caminar destapada todo un invierno

nada quiero de estas colchas

más que fingirme una mosca

sobre un teclado de arena

y saber que no es cierto

que podría quedarme quieta mientras el invierno

hace quiebra y va

pero los besos

ay, esas pequeñas jaulas

donde cabe un niño muerto

o dos

a todo desierto le llega la primavera, sabés

el sol se estaciona por el fondo

y ni una flor

ni una sola

tus amigos hablan de cosas grandes

los amigos de tus amigos hablan de cosas grandes

mis amigos me hablan y yo asiento con la cabeza

mientras adentro dejo todo quieto

muteo el paisaje

lo tejo en silencio

para alejarme de la herencia familiar

el grito y la tanada

que nos llegó deforme

por una vieja de mierda,

todavía vive

a veces pienso que la poesía

no existe

que todo pasa simplemente

de lado a lado de una hoja

como algo sin importancia

prefiero la vuelta a casa

volver a casa en invierno

volver a casa sola

mi casa es un desierto de botellas vacías

lo fue mucho tiempo

cuando mi viejo vivía

y se aventaba a la vida

lo vi salir de una pileta llena de mugre

lo vi salir con una moto vieja

lo vi como a un caballero en su corcel

lo vi ser grande

lo vi gigante

lo vi   ser en la noche oscura

una figura brillante

una noche

que hoy la reminiscencia  trae cambiada

mi papá fue un borracho

pero me enseñó a escribir

con estos días se me da por fingir

un lazo con los míos

a mí también me dirán como a la vieja

la Caramella

y no me voy a dar vuelta a mirar

como cuando a los otros me pregunten por mis miedos

no diré ni una sola palabra

voy delante de mi furia

por eso escribo

 

 

De “La serie de la distancia”

 

5

 

La palabra DIOS me inquieta

pienso en la mística del espíritu

pienso en las estrellas

en la magia

y en la oscuridad de las personas

pienso en las palabras de pocas letras

y en el silencio

la distancia afecta a las personas

las cambia

las deforma

el silencio las reaviva

cuando llego a una distancia

me pregunto de qué sirvió

 

 

 

De “La muralla china”

 

se refugian

de la lluvia

en un local de comida rápida

se corta la luz

y detrás de los vidrios

se los puede ver sentados

fingiendo estar varados en la ruta

imaginan la extinción de la humanidad

¿por qué nos miran como si fuéramos animales?

“porque estamos en una jaula”

la ciudad se apaga por unas horas,

ellos se sientan a mirar la oscuridad

la lluvia los contiene en su respiración

y la vida no es más que eso

 

 

 

 

De “El silencio de los árboles”

 

no quería dejar la habitación desordenada

pero el volcán erupcionó

quemando cosas viejas

que no me animé a tirar

ahora alguien tiene que limpiar

el desastre

y no seré yo

como cuando el amor

me declaró la guerra

en medio de una batalla

corrí a refugiarme en mi cama

y esta vez no será la excepción

prefiero el desastre

a un orden que duela

 

***

 

Nadia Sol Caramella (Buenos Aires, 1986): Poeta, editora, docente y gestora cultural. Dirige Escrituras Indie, medio de difusión alternativo, y edita en Difusión A/terna Ediciones, editorial de plaquetas de nueva literatura latinoamericana. Actualmente coordina talleres literarios con perspectiva transfeminista.

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