sábado, 26 de diciembre de 2020

Sandro Penna por Aurora Germani

 

La poesía de Sandro Penna (1906-1977) no necesita muchas explicaciones, sino que simplemente espera por ser disfrutada, como se disfruta de intensos momentos de pura gracia o de la visión de una pintura. En la época-laboratorio en la que vivía el autor, el siglo XX, su poesía era atípica con respecto a la poesía de sus contemporáneos, como por ejemplo Montale y Pasolini, que se caracterizaba por ser hermética, simbólica y más orientada hacia la experimentación del lenguaje y de la forma. Por el contrario, son la franqueza, la inmediatez y la brevedad las características que determinan la belleza y la eficacia de la poesía de Penna. Esas características, junto con el énfasis que en el Eros, centro de su producción, lo asimilan casi a un escritor clásico. El erotismo es la fuerza que domina su poesía vinculada a la unión de temas existenciales y hechos cotidianos. Si bien parece simple de entender, en realidad al nivel formal de la estructura poética y del lenguaje, Penna es más próximo a los poetas de principios del siglo XX, como Pascoli o los crepusculares. El lenguaje es el resultado de la unión armónica entre el léxico literario y el cotidiano insertado en una métrica tradicional.

 

Su poesía no es tan simple no solamente por lo que atañe la sintaxis, sino también por la representación de algunas imágenes.  Penna es un caminante nocturno, un recolector de imágenes que da vueltas por la ciudad. Una cierta dosis de misterio aparece a menudo en sus versos, algo que pertenece a un pasado que no conocemos o que procede de otro mundo que no podemos ver y es justamente este sutil enigma el que refuerza el sentido de aparente simpleza de escritura. Lo que más atrae de su poesía es exactamente esta forma de crear imágenes inmediatas, escenas con sujetos o sugestiones que se repiten, como el muchacho, el tren, el mar, los marineros.  A veces, cuando el lector piensa tener todo claro, aparece algo, algún “firmamento remoto” –como escribe Penna– que no se puede descifrar. Pero el espacio vacío que deja Penna en su poética se vuelve un lugar de encuentro, porque es el lector el que puede rellenar este vacío, este misterio.

 

No hay que dejar de lado que el traductor es, ante todo, un lector. Denise Levertov dice que la poesía es como: “un cambio químico, es una experiencia por la que uno ha atravesado”. Me hace pensar en Antonio Prete, poeta y traductor italiano, que reflexiona sobre la traducción poética en su obra All’ombra dell’altra lingua (Bollati Boringhieri, 2011) y escribe que la traducción es: “trasmutar un idioma en otro”. Prete también dice que: “hay en esta alquimia algo que se parece a la experiencia de amor o por lo menos a su tensión”. Y, por último, traducir es “un trabajo de formación y de conocimiento. Un acto de crecimiento”. Es propiamente esto lo que aporta la traducción: conocimiento. El traductor se encuentra en el medio de los dos idiomas y su tarea es la de guardar la especificidad de los dos.

 

La selección de poemas que traduje y que les propongo acá es casual, dirigida por las sensaciones y las sugestiones durante la lectura de sus poemas.


Selección de poemas
 


Poesie inedite
1927-1955

 

Le porte del mondo non sanno
che fuori la pioggia le cerca.
Le cerca. Le cerca. Paziente
si perde, ritorna. La luce
non sa della pioggia. La pioggia
non sa della luce. Le porte,
le porte del mondo son chiuse:
serrate alla pioggia,
serrate alla luce.

 

Las puertas del mundo no saben

que afuera la lluvia las busca.

Las busca. Las busca. Paciente

se pierde, vuelve. La luz

no sabe de la lluvia. La lluvia 

no sabe de la luz. Las puertas,

las puertas del mundo están cerradas:

tapiadas a la lluvia,

tapiadas a la luz.

 

 

Giovanili ritrovate, 1927-1936

 

Andiamo, andiamo disperatamente

ancora insieme ne la notte fonda

e lieve e vellutata dell’estate.

 

Vamos, vamos desesperadamente

todavía juntos en la noche honda

y leve y aterciopelada de verano.

 

 

Croce e delizia, 1927-1957

 

I tuoi calmi spettacoli. La vita.

L’amore che li lega. Sole sul colle.

E più tardi la luna. Aiuto, aiuto!

 

Tus quietos espectáculos. La vida.

El amor que los ata. Sol sobre el cerro.

Y más tarde la luna. ¡Ayuda!, ¡ayuda!

 

Il viaggiatore insonne, 1977

 

Il viaggiatore insonne

se il treno si è fermato 

un attimo in attesa 

di riprendere il fiato 

ha sentito il sospiro 

di quel buio paese 

in un accordo breve…

 

El viajero insomne

cuando el tren ha parado 

un rato en espera

para recuperar el aliento

escuchó el suspiro 

de aquel oscuro pueblo

en un breve acorde…


Poesie, 1957

 

Amico, sei lontano. E la tua vita

ha intorno a sé colori ch’io non vedo.

Ha la mia vita intorno a sé colori

che io non vedo.

 

Amigo, estás lejos. Y tu vida 

tiene en su entorno colores que yo no veo.

Tiene mi vida en su entorno colores

que yo no veo.

 

***

 

Il mare è tutto azzurro.

Il mare è tutto calmo.

Nel cuore è quasi un urlo

di gioia. E tutto è calmo.

 

El mar es todo azul.

El mar está todo quieto.

En el corazón casi es un grito

de alegría. Y todo está quieto.

 

***

 

Le nere scale della mia taverna 

tu discendi tutto intriso di vento.

I bei capelli caduti tu hai 

sugli occhi vivi in un mio firmamento 

remoto.

              Nella fumosa taverna 

ora è l’odore del porto e del vento.

Libero vento che modella i corpi 

e muove il passo ai bianchi marinai.

 

Las negras escaleras de mi taberna

tú desciendes todo empapado de viento.

El bello pelo caído tú tienes

sobre los ojos vivos en mi firmamento

remoto. 

             En la humosa taberna 

ahora es el olor del puerto y del viento.

Libre viento que modela cuerpos 

y da el paso a los blancos marineros.

 

***

 

Interno

 

Dal portiere non c’era nessuno.

C’era la luce sui poveri letti 

disfatti. E sopra un tavolaccio 

dormiva un ragazzaccio 

bellissimo.

                 Uscì dalle sue braccia

annuvolate, esitando, un gattino.

 

Interno

 

En lo del portero no había nadie.

Había luz sobre las pobres camas 

deshechas. Y arriba de una vieja mesa

dormía un muchacho malo

bellísimo.

                    Salió de sus brazos

nublados, vacilando, un gatito.

 

***

 

Il crisantemo perde il suo colore

di opulenta gallina, ma resiste

a sera il suo antico alito triste.

Io lo lascio per te, giovin signore,

anche tu doloroso e opulento,

odoroso di un tempo che fu.

Ci coglierà più tardi un freddo vento?

Lo sfideremo lieti, se laggiù 

già brillano i fanali di un convento:

il cinema rionale dove tu

ti spogli delle tue piume d’argento,

indossi una tua scorza popolare.

 

El crisantemo pierde su color

de opulenta gallina, pero resiste

a la tarde su antiguo aliento triste.

Lo dejo para ti, joven señor,

tú también doloroso y opulento,

oloroso de un tiempo que fue.

¿Nos escogerá luego un viento frío?

Lo desafiaremos felices, si allí abajo

ya brillan las luces de un convento:

el cine barrial en donde tú 

te desnudas de tus plumas plateadas,

llevas tu propia cáscara popular.

 

 Poesie, 1973

 

Sedere a una tavola ignota.

Dormire in un letto non mio.

Sentire la piazza già vuota

gonfiarsi in un tenero addio.

 

Sentarse a una mesa desconocida. 

Dormir en una cama no mía.

Sentir la plaza ya vacía

hincharse en una tierna despedida.

 

***

 

Il fanciullo magretto torna a casa

un poco stanco e molto interessato

alle cose dell’autobus. Pensa

 – con quella luce che viene dai sensi

dai sensi ancora appena appena tocca – 

in quanti modi adoperar si possa 

una cosa ch’è nuova e già non tiene 

se inavvertito ogni tanto egli tocca.

Poi si accorge di me. E raffreddato 

si soffia il cuore fra due grosse mani.

 

Io devo scendere e forse è un bene. 

 

El chiquillo flaquito vuelve a casa

un poco cansado y muy interesado

a las cosas del colectivo. Piensa 

– con aquella luz que viene de los sentidos

de los sentidos aún apenas toca – 

de cuantas formas emplear se puede

una cosa que es nueva y ya no tiene 

si inadvertido alguna vez él toca.

Luego se entera de mi. Y resfriado

se suena el corazón entre dos gruesas manos.

 

Yo debo bajar y quizás es bueno. 


***

Aurora Germani (Italia, Roma, 1995). Es graduada en Lenguas y Culturas extranjeras en la universidad de Roma Tre (Italia, Roma) en ruso y español. Ganó una beca de intercambio y estudió durante seis meses en la UNSAM (Argentina, Buenos Aires) en la Escuela de Humanidades. Actualmente está a punto de recibirse en literatura rusa por la especialización en Literaturas y Traducción Intercultural en la misma universidad de Roma Tre.

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