sábado, 7 de noviembre de 2020

Carlos Battilana

 


Los poemas de Carlos Battilana se sitúan en el umbral entre la epifanía y lo cotidiano. En el rastro que deja un caracol, como si fueran los vestigios de una civilización secreta, se regresa a “los pequeños deseos del mundo”. Este regreso a lo cotidiano, a lo que pasa casi imperceptiblemente, fija el lenguaje en el instante y el futuro se revela incierto, es así que leemos: “El futuro -dice- es un pequeño territorio/ que se mira con afecto, / amorosamente/ y sin verdadera comprensión”.

    No es casualidad, diría, que el nombre que justamente lleva su obra reunida sea Ramitas. Ramitas, esos pequeños y frágiles desprendimientos que hilvanan la suma de los días. Ramitas como escenas donde el lenguaje fija un instante que queda grabado para siempre. Puede ser que esta operación sea un arma contra el olvido, que nos recuerda Carlos “todo lo arrasa”, y certeza de estar ante un hecho del lenguaje, que “las tempestades/ pueden volverse benignas/ como animales nocturnos/ disolviéndose”.

    Ahora un pequeño comentario, una confidencia. Recuerdo haber compartido algunas lecturas con Carlos. Recuerdo, más que su voz, un ritmo. En el verso corto hace mella de un ritmo que permite fijar la atención sobre pequeños núcleos de sentido. Sobre dichos núcleos se despliegan las imágenes que siempre vuelven. Y aunque el olvido ciertamente todo lo arrase, el ritmo persiste. Y que los hechos pasajeros, las pequeñas observaciones de cada día, nos devuelven una mirada sobre nosotros mismos.


Un largo sueño

 

Volver a la lluvia

al rastro del caracol

a las lombrices

subterráneas

que disuelven

las obstrucciones de la tierra

 

regresar

–como luego de un largo sueño–

a los pequeños deseos del mundo.

 

 (de: Un western del frío, 2015)

 

Salvación

 

Levanto con pocas migajas

las posibilidades del día

 

el sol de la terraza

amanece

otra vez,

por suerte

 

sonreír ante lo evidente

–las plantas,

la ropa doblada

en la silla,

el muro manchado de gris–

como los marinos

en medio del mar

que conocen los márgenes

efímeros de salvación

y aun así, ante el inminente naufragio,

rodeados de olas gigantes

y sumergidos

en el centro de la tormenta,

respiran, no dejan de respirar,

reconocen en el aire,

frontalmente,

no la última

sino la primera oportunidad.

 

 (de: Una mañana boreal, 2018)


Los indios de la llanura

 

Tenue la algarabía de esta hora

cuando la piel y los ojos de los vivos

se vuelven

fuerza de amor

y dicen aquí

sobre la zona eléctrica

del cuerpo

en tu parte más oscura

reposo.

 

(de: Una mañana boreal, 2018).

 

Enigmas

 

Antes,

en la estepa ventosa,

ella escrutaba,

como si trajera una larga visión infantil,

los días que vendrán.

 

Ahora observa las piedras alrededor. Una a una. Despreocupada.

 

El futuro -dice- es un pequeño territorio

que se mira con afecto,

amorosamente

 

y sin verdadera comprensión.

 

(de: La lengua de la llanura, inédito)

 

 

 Nocturno

 

Liviano ante las ruinas de este jardín,

el aire

que atravesó ciudades y ríos

roza la superficie. ¿Qué

fatiga, qué bellísima fatiga

nos disuelve?

 

En esta tarde de junio

de un cielo plomizo

dejo atrás lo que viví,

y el escaso margen que queda,

el frío

es

-sabemos-

una llama blanca

que encenderá una letra, una voz y

una caligrafía

con que se pueda escribir

eso que cada uno,

a su modo,

conoce:

 

que las horas y los días,

que las lluvias torrenciales

son apenas

hechos pasajeros

 

que más allá

de sus destrozos,

los temporales pueden dotar de fuerza

a los seres

inmersos

en su estruendo

 

y que el olvido,

que todo lo arrasa

y todo lo ve,

no tiene fin

 

que, a pesar de todo,

las tempestades

pueden volverse benignas

como animales nocturnos

disolviéndose.

 

 

(de: La lengua de la llanura, inédito).




Carlos Battilana: Es autor de los libros de poesía Unos días (Libros del Sicomoro, 1992), El fin del verano (Siesta, 1999), La demora (Siesta, 2003), El lado ciego (Siesta, 2005), Materia (Vox, 2010), Presente continuo (Viajera, 2010), Narración (Vox, 2013), Velocidad crucero (Conejos, 2014), Un western del frío (Viajero Insomne, 2015) y Una mañana boreal (Club Hem, 2018). La editorial Caleta Olivia publicó su poesía reunida con el título de Ramitas (2018). También publicó las plaquettes Una historia oscura (Ediciones del Diego, 1999), La hiedra de la constancia (Color Pastel, 2008) y Fluido eléctrico (Ediciones Arroyo, 2019). Sus poemas han aparecido en antologías de poesía argentinas y latinoamericanas. Realizó la compilación y el prólogo de las crónicas periodísticas de César Vallejo reunidas en Una experiencia del mundo (Excursiones, 2016). Publicó el libro de ensayos El empleo del tiempo. Poesía y contingencia (El Ojo del Mármol, 2017). En co-autoría escribió el prólogo a Nuestra América de José Martí (Biblioteca del Congreso, 2019). Se desempeña como docente universitario. Ejerció el periodismo cultural. Nació en Paso de los Libres (Corrientes) en 1964. Reside en Buenos Aires.

 

 

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